M.I.A.

Hola FLYERS!

Cuesta imaginarlo, visto desde el punto de vista de un occidental que nunca ha tenido ningún problema, pero debe ser muy duro para una persona el ser tratado como un refugiado en cualquier lugar donde te encuentres y sentir los prejuicios que la gente siente con los inmigrantes sobre tus espaldas allá donde vayas.

Algo parecido le ocurrió a Maya Arusalpragam (alias MIA). Nacida en Londres pronto se traslada a vivir a Sri Lanka, y de pronto se convierte en una apátrida rechazada en Sri Lanka por su origen inglés y en Inglaterra por confundirla con una inmigrante pakistaní.
Ante una situación tan injusta, y paradójica en un mundo tan globalizado, como esta MIA tomo la decisión de rebelarse y encauzar toda su rabia en la creación de una música de denuncia y altamente combativa.

Beligerante y políticamente incorrecta, después de que sus dos primeros singles “Sunshowers” y “Galang” (incluidos en su debut) se convirtiesen en los mas descargados el año pasado, titula su primer disco “Arular”, nombre de guerra de su padre, para unos un luchador por la libertad del pueblo Tamil y para otros un terrorista (y es que todo siempre depende del color del cristal a través del que miras). MIA no entiende de medias tintas e intenta agitar las conciencias de la gente con una música que, no por ser combativa, deja de ser festiva, bailable y, en algunos momentos, comercial, siempre con un buen gusto y una fuerza que deja a cualquier mujer del momento en bragas delante de ella. La prostitución, la libertad de los pueblos, la guerra y todos los males que están destruyendo el mundo son nombrados por una MIA capaz de rapear con más furia que los mejores Public Enemy. Ayudada por Richard X, Dj Diplo y Steve Mackey (Ex Pulp) a la producción sus andanadas sonoras se convierten en un preciso y estimulante mestizaje musical (Hip-Hop costa oeste, electro, ragga y bhangra) e idiomático (Tamil, inglés y argot) totalmente irresistible. Inteligente, guapa, ambiciosa, concienciada socialmente y mas chula que un ocho MIA ha llegado para quedarse y triunfar y, de paso, darle una bocanada de aire fresco a una escena electrónica que últimamente lo único que sabe hacer es mirarse detenidamente su propio ombligo.